A las 21 hrs el lugar estaba repleto. Estuvieron ahí todos los que nos vieron trabajar, los que tenían expectativas de lo que pudiera salir, y los que no se pierden un vino de honor y un encuentro con sus pares del rubro.
El cómo presentarnos como editorial fue la pregunta inicial al momento de organizar el lanzamiento de nuestro primer libro, “Sobre entendidos, antología de textos post curatoriales”. Tras analizar un abanico de posibles espacios y formatos resolvimos hacerlo en nuestra casa, y a nuestro estilo. Un desafío extra fue el de concertar el evento en conjunto al relanzamiento de la revista digital arteycritica.org, de donde provienen los textos seleccionados que dieron cuerpo al libro (esta nueva fase se abrió con el dossier “Pirotecnia y Tecnofilia”, que está imperdible). También doble motivo de celebración; la culminación de varios meses de trabajo de un equipo en el que participaron más de diez personas. Inicio, además, de una nueva vida para la revista, e inicio de un catálogo que, esperamos, crezca a gran velocidad.
Antes de la hora indicada en la invitación, 20 hrs., empezaron a llegar algunos invitados. En principio, amigos de los involucrados en la producción del libro y la revista. Más rápido de lo esperado se fueron presentando más y más personas de mayor o menos familiaridad. Copas de vino, trocitos de queso, y cervezas circulaban por el espacio dispuesto y decorado con especial esmero. 20:15: nuestra casa editorial ya estaba repleta. Dimos inicio entonces a la presentación. Daniel Reyes León, director editorial de ambos proyectos, dio la bienvenida a los invitados. Luego dio un paso Ana María Risco, directora de la Facultad de Artes de la Universidad Alberto Hurtado, quien hizo una muy bien informada y elaborada presentación de “Sobre entendidos”. A continuación Daniel retomó la palabra e hizo un relato de lo que viene para su revista, y la cosa concluyó con palabras de Carol Illanes, quien estuvo a cargo, junto a Ignacio Szmulewicz, de editar el número de arteycrtica.org.
A las 21 hrs el lugar estaba repleto. Estuvieron ahí todos los que nos vieron trabajar, los que tenían expectativas de lo que pudiera salir, y los que no se pierden un vino de honor y un encuentro con sus pares del rubro. Nos sentimos contentos de haber generado dicho interés, ya que ese fue nuestro objetivo. Nos relajamos entonces y bebimos lo poco y nada que ya por esa hora iba quedando, y nos sumamos a la distensión general. Ni pensar en lo que sería limpiar y ordenar todo eso. De todas formas, valdría la pena.